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Foto del escritorJ.M. Merino

El primer mensaje para extraterrestres de la historia

Se cumplen 50 años del lanzamiento de la primera nave interestelar de la historia, que lleva un mensaje para cualquier civilización que la pueda encontrar dentro de miles de años.

La primera nave interestelar construida por la humanidad ha cumplido 50 años. Fue el 2 de marzo de 1972 cuando Pioneer 10 despegó desde Cabo Cañaveral con la misión de explorar el camino que deberían seguir las sondas Voyager años más tarde. Y con ella iba una placa de aluminio bañada en oro grabada con un mensaje codificado para que cualquier civilización alienígena pueda leerla. Ésta es la historia de esa placa y qué significa.


Aunque dejamos de recibir señales de la Pioneer 10 en enero de 2003 —debido a la pérdida de energía eléctrica en su transmisor de radio— sabemos que ahora mismo se encuentra a unos 150 millones de kilómetros de nosotros, llevando esta postal espacial a la estrella de Aldebarán, a 68 años luz de distancia.



Una maravilla tecnológica


La nave espacial de la NASA fue en su día uno de los mayores logros tecnológicos de la era espacial que además consiguió numerosos records.

Para empezar, Pioneer 10 fue la primera nave en usar una pila nuclear como única fuente de electricidad, lo que la permitió pasar de los 21 meses de misión proyectados a más de 30 años. Aunque desde entonces su récord de velocidad ha sido batido por otras naves, Pioneer 10 se convirtió en el objeto más rápido jamás construido cuando llegó a la Luna en sólo 11 horas y a Marte en sólo cuatro meses.

La nave Pioneer 10 en construcción (NASA)

Pioneer tiene muchas otras coronas. Es el primer objeto humano en pasar la órbita marciana y el cinturón de asteroides, el primero en llegar a Júpiter —cuando lo fotografió por primera vez en las navidades de 1973— y el primero en detectar átomos de helio interplanetarios, iones de aluminio y sodio en el viento solar.


Aún más importante: fue la primera nave en utilizar el efecto de la gravedad de los planetas para acelerar y modificar su trayectoria, usando Júpiter para convertirse en el primer vehículo humano en alcanzar la velocidad de escape necesaria para abandonar el sistema solar.


Su otro logro único fue la de llevar el primer mensaje físico de la humanidad a otra civilización, una placa diseñada para ser decodificada por cualquier especie alienígena tan avanzada como la nuestra.



La postal de la humanidad


Esta postal de 152 por 229 milímetros —adherida a la estructura de soporte de la antena para protegerla de la abrasión del polvo interestelar— lleva un mensaje que describe brevemente nuestra especie y nuestro lugar en el sistema solar y la galaxia.


Fue una idea del escritor Eric Burgess, que se la contó al astrónomo y patrón de Novaceno Carl Sagan cuando visitó el Jet Propulsion Laboratory en Pasadena, California. Según cuenta Burgess, vio a Sagan hablando de la posible comunicación con civilizaciones extraterrestres en una conferencia en Crimea, la zona de Ucrania junto al Mar Negro invadida y anexionada por Rusia en 2014. Sagan se la propuso a la NASA y la agencia americana le encargó el diseño de la placa a él y a Frank Drake —el científico responsable de la ecuación que asegura que es inevitable que haya otras civilizaciones en el universo— con una fecha límite de tres semanas. Sagan y Drake codificaron y crearon la placa con la ayuda de la primera esposa de Sagan, Linda Salzman, que fue la que la dibujó.

La placa del Pioneer 10 (NASA)

En la esquina superior izquierda hay un dibujo que representa la transición hiperfina del hidrógeno. Este dibujo utiliza el movimiento del electrón de este elemento para codificar las medidas reales de todo lo representado en la placa —la longitud de onda de esta transición en el vacío mide 21,106 centímetros— así como los símbolos para los códigos binarios contenidos en esta placa.


Debajo de esta codificación se encuentra la posición de nuestro sistema solar en relación a 14 púlsares y al centro de la Vía Láctea, con los que una civilización podría triangular fácilmente la posición de la Tierra en la galaxia. Cada una de esas líneas contiene la información necesaria: la distancia al sol, su elevación sobre el plano galáctico y un código binario que identifica el patrón de señal de esos 14 púlsares. Sagan y Drake pensaron que debían incluir 14 en caso de que alguno fuera irreconocible en la época en que una civilización encontrase Pioneer 10.

Una ilustración de la Pioneer 10 en el espacio (NASA)

Debajo de la posición de nuestra estrella madre hay un diagrama que indica la posición de la Tierra y el resto de planetas dentro del sistema solar. Cada planeta tiene codificada su distancia al sol en binario, usando 1/10 como base que marca la distancia de Mercurio al Sol. Sagan y Drake pensaron que sería fácil identificar la tierra indicando que Pioneer salió del tercer planeta, aunque hubo críticos que apuntaron que el uso de una flecha no era claro porque es un símbolo demasiado humano, derivado del uso de las flechas de caza reales.



La controversia de los genitales


Finalmente, dos seres humanos —hombre y mujer— están representados junto a la nave para que la civilización extraterrestre pueda ver nuestro tamaño relativo a la Pioneer 10. Una decisión que estuvo lleno de controversia en los Estados Unidos, provocada por los cristianos puritanos que clamaban que era pornográfica. Y eso que la NASA borró la línea del dibujo original que indicaba los labios mayores del aparato reproductor femenino, según el director de los programas planetarios de la NASA Robert Kraemer. En binario, la medida media de la mujer de la época se indicó como ocho veces la longitud de onda antes mencionada: 168 centímetros.

El disco del Voyager también diseñado por Sagan y colaboradores contenía imágenes y sonidos de la Tierra (NASA)


Aunque fue la primera postal interestelar, no fue la última. Pioneer 11 llevaba un duplicado y las dos Voyager llevaban también un disco de oro con imágenes y sonidos codificados de la Tierra, así como instrucciones para leerlo, aunque lo más probable es que nadie encuentre estas reliquias: “los alienígenas nos podrán escuchar y ver mucho antes de que alguien se cruce con estas postales doradas. Las señales de radio viajan mucho más rápido que el Voyager, a la velocidad de la luz, y en todas las direcciones. Y los hemos estado enviando durante décadas. Aunque estas señales de radio se degradan después de 50 años luz, una nave estelar pasando a unos años luz de distancia —o tal vez un puesto de avanzada de escucha— las captaría antes y más fácil que encontrar que a estas naves. En la inmensidad del espacio, son el ejemplo perfecto de la proverbial aguja en un pajar”.


Pero si alguien lo hace, sabrán lo suficiente para visitarnos, si es que antes no nos destruimos a nosotros mismos...

 

Fuente: elconfidencial

 

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