La tribu de los Kayapó conmemora cada año la llegada del misterioso Bep Kororoti. Durante años, se ha hablado mucho sobre este extraño 'dios' al que rinde tributo esta tribu. Es posible que se trate de un ser Anunnaki que habitó en la selva del Amazonas hace miles de años.
Bep Kororoti: ¿Un Anunnaki?
De acuerdo a la investigación hecha por Erich von Däniken, autor del best-seller 'Recuerdos del Futuro', los Anunnaki residieron en el Amazonas, usando trajes similares a los astronautas modernos. Según los jefes tribales, este extraño ser en un principio les infundió terror ya que llegó en una especie de "carro volador" con el que podía destruir cualquier cosa, pero rápidamente asumió el papel de una especie de mesías y poco a poco los vecinos del pueblo se sintieron atraídos por él, debido a su atractivo, la blancura de su piel brillante y su innegable amabilidad con todos. Además, Bep Kororoti mostraba una sabiduría mucho mayor que el resto y pronto empezaría a enseñar sobre muchos temas que antes eran totalmente desconocidas para ellos.
El etnólogo brasileño, Joao Americo Peret, realizó una entrevista a los ancianos Kayapó en 1952 en la que aseguraron que Bep Kororoti se desvaneció en el aire, en medio de nubes ardientes, truenos y humo, y que el suelo se sacudió por la aquella explosión, y las raíces de los árboles se desprendieron y el bosque se desvaneció. Debido a ess, la tribu empezó a padecer de hambre.
Los Kayapó han tenido contacto con la civilización moderna desde hace muchos años, por lo que sugieren, pudieron haber tenido influencia de la sociedad para la elaboración casi idéntica a un traje espacial. Sin embargo, su simbología refuta totalmente ese argumento, ya que el rito se ha documentado desde 1884, casi 80 años antes de que se diera a conocer el primer traje espacial. En 1952 también se publicaron imágenes de la ropa ritual de los nativos, 8 años antes de que empezaran las misiones espaciales soviéticas y estadounidenses.
La leyenda de Bep Kororoti
La historia de Bep Kororoti y los Kayapó no empezó en el lugar donde habitan actualmente, sino en una gran sabana, en las cercanías de la sierra Pukato Ti. Es en ese lugar donde descendió del cielo un protector que guardaría al pueblo para siempre, el cual tenía como vestimenta una especie de traje brillante y que además traía consigo una especie de "arma de truenos" con la que podía hacer desaparecer las piedras y los árboles. A esta arma le llamaba «Kop».
Como decíamos antes, su llegada causó terror a los habitantes del pueblo, que trataron de combatirle porque le veían como una amenaza, sin embargo, les fue imposible ya que sus armas, básicamente arcos y flechas, no eran suficientes y todo lo que le tocaba se volvía polvo, provocando un exilio masivo de la tribu hacia los montes.
Después de varios conflictos entendieron que él no quería hacerles daño. Las armas y técnicas de cacería del pueblo eran sumamente sencillas para Bep Kororoti que, si hubise querido, los habría exterminado sin ningún esfuerzo ya que superaba en habilidad y valor a todos aquellos habitantes.
Se casó con una joven doncella de la tribu y tuvieron hijos, entre ellos Nio Pouti, una hija muy significativa en esta historia.
Su inteligencia era superior, y les enseñaba sobre temas totalmente desconocidos para ellos como la construcción de refugios, armas y la recolecta de alimentos. También ayudó al desarrollo social, creando la "cámara grande". Una especie de mesa de reunión donde se decidía y discutía sobre las cosas importantes de la tribu, simplificando así la vida de los habitantes. También se decía que su nobleza no tenía limites, y en épocas de dificultades en la caza mataba a sus animales sin causarles sufrimiento, tomando solo lo indispensable para alimentar a los suyos.
El culto que surgió en torno a aquella entidad tiene a los académicos modernos preguntándose qué tipo de persona se adentraría en la selva del Mato Grosso en una época tan remota, con un traje de astronauta y una vara "mágica" capaz de derribar a un animal con sólo tocarlo.
Sin embargo, hubo una etapa negativa en la vida de Bep Kororoti. Su comportamiento a veces cambiaba y muchas veces se aislaba en su cabaña o se retiraba a las montañas Pukato Ti a meditar.
Muchos aseguran que sentía "nostalgia por su planeta". Se dice que un día tomó a toda su familia y desapareció por varios días. Solo dejó a su hija Nio Pouti por que no estaba presente en ese momento en la aldea, pero cuando volvió no era el mismo: estaba enardecido, sin que nadie pudiera calmarlo.
En ningún momento atacó a nadie, a pesar de que intentaron detenerlo cuando le persiguieron cuando quería marcharse. Fue en ese momento cuando usó su «Kop» y destruyó todo a su alrededor. Toda la región sintió el gran estruendo que sonó cuando Bep Kororoti desapareció entre fuego, ceniza y humo. La leyenda lo narra así:
El hombre del universo se sentó en ese árbol específico una vez más y ordenó que las ramas se inclinaran hasta llegar a la tierra y luego hubo otra explosión y el árbol se desvaneció en el aire.
Nio Pouti, quién se había unido a un guerrero, dio a luz a un hijo y le dijo que, a pesar de los tiempos de hambruna que había vivido la región después de la destrucción que dejó la partida de su padre, ella sabía dónde encontrar comida y debía seguirla hasta las montañas Pukato Ti.
Cuando llegaron, Nio Pouti se sentó bajo el Baba Mem Kent Kre, el "árbol especial", con su hijo y le pidió a su esposo que doblara las ramas hasta que las puntas llegaran al suelo. Su esposo la obedeció, siendo testigo de una explosión cuando las ramas llegaron al suelo, viendo desaparecer a su esposa al igual que hizo Bep Kororoti.
El hombre esperó días enteros, padeciendo de hambre y viendo como su fe y valor se disminuían cada día que pasaba. Cuando estaba al límite de sus fuerzas sintió un golpe y notó que su esposa había vuelto, acompañada de Bep Kororoti, cargando cestos llenos de comida. El dios solicitó al hombre que volviera a doblar las ramas hasta la tierra y tuvo lugar una nueva explosión, desapareciendo una vez más.
Nio Pouti procedió a explicar lo que su padre le había dicho: todos debían emigrar y llevar con ellos las semillas las cuales debían plantar en las épocas lluviosas para que nunca les faltara el alimento. Así fue como la tribu aprendió la agricultura y se trasladó hasta el lugar donde se encuentran actualmente.
Por lo tanto... ¿Bep Kororoti es una prueba más de que nuestros antepasados fueron testigos de un contacto con seres que no pertenecieron a este mundo?. Es posible que sí. No cabe duda de que esta leyenda es muy parecida a la de los dioses que llegaron de las estrellas en la antigua Mesopotamia y otros hechos similares ocurridos en diferentes partes de nuestro planeta. ¿Es posible que los Anunnaki hubieran establecido bases en Brasil en el pasado remoto...?
Fuente: Erich Von Däniken: Gods of outher space ; varios internet
Una publicación de Desmontando el Misterio. Todos los derechos reservados. Queda prohibida la distribución, modificación, transformación, alteración, cesión, puesta a disposición del público o cualquier otro acto que no haya sido expresamente autorizado por los titulares del copyright de los textos o imágenes contenidos en la Web.
¡Gracias por leernos! Te invitamos a suscribirte a nuestra Newsletter y a seguirnos en nuestra página de Facebook, para que estés al tanto de todas las publicaciones que vamos realizando. También puedes seguirnos en el resto de nuestras Redes Sociales. ¡Te esperamos!